La pobreza volvió a marcar el pulso de la economía argentina en el primer semestre de 2025. Según datos del Indec, el 31,6 % de la población urbana —más de 9,4 millones de personas— vive por debajo de la línea de pobreza, mientras que la indigencia alcanza al 6,9 %, es decir, unos 2 millones de habitantes que ni siquiera logran cubrir una canasta básica alimentaria.
El informe señala que los ingresos de los hogares pobres se ubican en promedio un 37 % por debajo del costo de la canasta básica total. En el caso de los indigentes, la brecha es similar: sus ingresos están 37,9 % por debajo de lo necesario para alimentarse adecuadamente.
Los más afectados: niños y jóvenes
El impacto golpea con especial fuerza a los más pequeños. Casi la mitad (45,4 %) de los niños de entre 0 y 14 años vive en la pobreza, una cifra que refleja la vulnerabilidad estructural de los hogares con menores a cargo.
Entre los jóvenes de 15 a 29 años, la incidencia llega al 37 %, mientras que en los adultos de 30 a 64 años se reduce al 27,7 %. En los mayores de 65 años, apenas un 10,8 % está bajo la línea de pobreza, lo que muestra el rol amortiguador de las jubilaciones.
Las diferencias regionales también son significativas. El Noreste (NEA) encabeza los índices con un 39 % de personas en situación de pobreza, seguido por Cuyo (33,8 %). En contraste, la Patagonia (27 %) y la Pampeana (30,5 %) presentan las tasas más bajas.
En comparación con el segundo semestre de 2024, la pobreza mostró una baja de 6,5 puntos porcentuales y la indigencia de 1,3 puntos, gracias a que los ingresos familiares crecieron un 26,3 % en promedio, por encima del incremento de las canastas básicas, que rondó el 13 %.
Aunque los datos oficiales marcan una mejora relativa, el propio informe recuerda que el cálculo de pobreza en Argentina se basa en una metodología cuestionada, ya que se limita a la población urbana y no incluye a los hogares rurales, lo que deja fuera una parte relevante de la realidad social del país.
