Ahiana Figueroa | Finanzas Digital
Las compras de útiles escolares para «el regreso a clases» 2025 se caracterizó por un mayor uso de financiamiento por parte de los padres, un continuo cambio del modelo de negocio de las librerías y la puesta en marcha de menos ferias que en años anteriores. El año escolar 2025-2026 comienza este lunes 15 de septiembre.
«Los útiles los compré en gran parte en una librería que tiene Cashea, como el morral y la cartuchera. Prefiero comprarlos en las librerías porque son de mejor calidad y más bonitos. Con esta aplicación me sirvió para comprar lo que era más costoso, pero el resto los compré en la feria en Petare», dijo Eneida Suárez, enfermera y madre de dos niñas que estudian la primaria.
De acuerdo con Cashea, las compras promedio en los comercios que expenden útiles escolares es de 60 dólares. Varios son los afiliados a la aplicación de financiamiento.
Desde finales de agosto hasta la fecha, Cashea impulsó la temporada escolar con la campaña de «Regreso a Clases». Entre sus aliados se encuentran: Jeyra, Librería Europa, Librería Latina, El Rompecabezas, Copiatodo, entre otros, los cuales participaron activamente en este plan de promoción.
«La campaña consiste en no solo impulsos a nivel de medios digitales, si no, material que se pueden conseguir en las tiendas seleccionadas para la iniciativa. Seguiremos impulsando hasta finales de mes (septiembre) para dar a conocer que las compras de los útiles y materiales escolares en cuotas es una realidad», señaló a Finanzas Digital, Juan Ignacio Gutiérrez, jefe del equipo de postventa de Cashea.
Señaló que además de la ventaja que da el financiamiento a los padres y representantes, observan que los comercios afiliados a Cashea y que comercializan esta categoría aumentaron sus ventas. «Hemos visto incrementos en ventas por Cashea de hasta el 300% en los aliados que han participado en la campaña, lo cual es una noticia espectacular», dijo Gutiérrez.

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Adaptar el negocio
Los útiles escolares no solo se circunscriben a materiales como juegos de geometría, marcadores, tijeras de punta roma, lápices de colores, blocks de dibujo, entre otros, también se relacionan con textos educativos. Sin embargo, en Venezuela los textos no forman parte de «la lista de útiles» de muchos de los centros educativos.
Julio Mazparrote, vicepresidente de la Cámara de Editores y vicepresidente de la Cámara Venezolana del Libro, indicó que desde marzo, se comenzó una campaña de visita a los colegios para dar a conocer la importancia del libro impreso. Resaltó que los padres y representantes estuvieron muy interesados en este tema, para tratar de disminuir las horas que los niños le dedican a las pantallas digitales.
«Varios estudios indican que en muchos países desarrollados están regresando al libro impreso, ya que se determinó que los niños no estaban reteniendo la información que se le suministraba por las pantallas. En Venezuela observamos una mayor solicitud en listas escolares de textos escolares, sobre todo en el área de bachillerato que antes prácticamente no se estaban pidiendo», explicó.
Sostuvo, además, que desde julio hasta la fecha se observa una disminución en las ventas con respecto a 2024. Recalcó que se tiene «esperanza» de que la situación mejore ahora que comienzan las clases. Sin embargo, estima que las ventas en el período cierren por debajo en un 10% a 12% con respecto al año pasado.
«Determinamos que la situación económica, el alza continua del dólar, el bajo poder adquisitivo, estaban haciendo mella en el presupuesto familiar y por lo tanto se había ralentizado la compra de los útiles escolares. Las ventas continúan flojas y se han concentrado en las librerías que ofrecen financiamiento a través de Cashea», dijo.
Mazparrote acotó que los textos que más sostienen a las editoriales son los libros o cuadernos de actividades como los de caligrafía, de atención y concentración, para ejercitar matemáticas o lengua, los cuales son adquiridos todos los años. Destacó igualmente que muchas librerías han renovado su modelo de negocio.
«La tendencia ha sido el cierre de librerías especializadas y las existentes se comenzaron a diversificar. Ya no es la librería que solo vende libros, sino que también es papelería, juguetería, regalos y/o encomiendas. Es decir, ofrecen una cantidad de servicios dentro de los cuales está el libro, como una manera de mantener sus costos. Se han abierto más espacios de librerías-papelerías», dijo.
Menos ferias, más combos
En Caracas, se observaron las acostumbradas ferias escolares en la Plaza El Venezolano, La Hoyada, Chacaíto, Sabana Grande y Petare que se instalaron desde julio. Los padres pudieron comprar útiles como cuadernos, libretas, lápices, creyones, sacapuntas, reglas, plastilinas, entre otros. Estos productos se podrían comprar a precios que oscilaban entre 0,5 y 20 dólares.
Igualmente, se podían adquirir los útiles en combos de entre 15 a 30 dólares, dependiendo del nivel educativo: preescolar, primaria y bachillerato.
«Este año estuvieron las ferias escolares donde siempre, pero vi menos tarantines. Se podía comprar en combos o a manera individual. Estaban bastante económicos, o por lo menos no vi un aumento desproporcionado en comparación al año pasado», dijo Tomás Sánchez, repartidor (delivery), padre de un joven estudiante de bachillerato.
Se pudo observar la presencia de emprendedores en varias de las ferias escolares que vendían especialmente uniformes y calzado.
«Este año si hubo hubo ferias escolares, pero no tantas como en otros años. Creo que en los últimos tres o cuatro años ha ido bajando el número de vendedores. Hasta ahora no hemos visto un aumento significativo en las ventas, aunque aún hay chance de que vengan más padres a comprar los útiles, pues apenas van a empezar las clases. Espero que sea aquello de que siempre ´lo dejamos todo para última hora´», señaló una vendedora en Chacaíto que prefirió no identificarse.

