Tras meses de tensas negociaciones, la Unión Europea y la administración del presidente Donald Trump alcanzaron a finales de julio un acuerdo comercial que redefine el acceso de productos europeos al mercado estadounidense. El pacto establece un arancel del 15% para automóviles y productos farmacéuticos, una tasa significativamente más baja que la amenaza de Washington de imponer gravámenes del 27,5%, pero superior al promedio del 4,8% vigente antes del regreso del republicano a la Casa Blanca.
El acuerdo, presentado oficialmente este jueves en Bruselas, no incluyó una de las principales demandas de países como Francia e Italia: la reducción de aranceles sobre vinos y licores. “Desafortunadamente, no pudimos incluir este sector. Pero las conversaciones continúan y estas puertas no están cerradas para siempre”, explicó el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, durante una conferencia de prensa.
Calendario y condiciones
Según lo acordado, los aranceles del 15% a los automóviles entrarán en vigor de manera retroactiva al 1 de agosto, siempre que la UE adopte formalmente el texto legislativo necesario para ajustar sus propias tarifas. “Hemos recibido garantías claras de la parte estadounidense”, aseguró Sefcovic.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, celebró el pacto a través de un mensaje en la red social X, destacando que el texto ofrece “previsibilidad para nuestras empresas y consumidores”.
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Inversiones y contrapartidas
Como parte del entendimiento, Bruselas se comprometió a destinar 750.000 millones de dólares a proyectos energéticos y 600.000 millones adicionales a inversiones en territorio estadounidense, un gesto que busca afianzar la cooperación transatlántica en un contexto de alta competencia global.
El nuevo marco arancelario supone un alivio parcial para la industria automotriz europea, que logra evitar la amenaza de gravámenes prohibitivos. Sin embargo, persiste la presión sobre sectores clave como el vitivinícola, que seguirá enfrentando un acceso costoso al mercado estadounidense.
El acuerdo abre una etapa de relativa distensión en la relación comercial entre ambas potencias, aunque expertos advierten que se trata de un alto el fuego frágil: los próximos meses estarán marcados por la capacidad de Bruselas para concretar el compromiso legislativo y por la disposición de Washington a mantener una línea de diálogo estable.
Con información de Reuters
