Bolivia afronta escasez y descontento popular a días de las elecciones

Bolivia

A menos de una semana de las elecciones generales del 17 de agosto, Bolivia vive una ola de malestar social marcada por la falta de alimentos básicos, combustibles y dólares, en medio de una inflación que alcanza niveles no vistos en más de una década.

En una esquina del centro paceño, Wilson Paz recorre una decena de puestos en busca de pan fresco. No encuentra. La escasez de harina paralizó a los panaderos por enésima vez este año. “Esperamos con ansias que lleguen las elecciones para cambiar este modelo que nos ha empobrecido bastante”, dice este trabajador independiente de 39 años, padre de siete hijos.

Escasez y subsidios bajo presión

El gobierno de Luis Arce, que no buscará la reelección, enfrenta un agotamiento de las reservas internacionales, base para sostener su política de subsidios a combustibles y alimentos. Bolivia importa gasolina, diésel y trigo para la harina panadera, pero sin divisas suficientes, las compras externas se han vuelto irregulares y las filas para acceder a estos bienes son cada vez más largas.

En medio de una inflación interanual de 24,8% en julio —la más alta desde 2008— la marraqueta, pan icónico y subsidiado, es uno de los pocos productos cuyo precio se mantiene. Otros panes, sin subsidio, han subido drásticamente y se han vuelto inaccesibles para buena parte de la población.

“La escasez de marraqueta ya es crónica, como pasa con el aceite o el arroz”, comenta Ligia Maldonado, ama de casa de 70 años, que se marcha sin pan de su mercado habitual.

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Gas y divisas en caída libre

La falta de dólares también golpea al abastecimiento de combustible. En las gasolineras, conductores como Manuel Osinaga, taxista de La Paz, esperan horas: “Llegué a las seis de la mañana y recién a las once pude cargar”, relata resignado.

El desplome de la exportación de gas natural —antes principal fuente de divisas— agrava la crisis. Desde 2017, el volumen de ventas ha caído de forma sostenida. En 2024, según cifras oficiales, generó apenas 1.600 millones de dólares, frente a pagos externos por deuda e importaciones que sumaron 5.000 millones.

En el mercado paralelo, el dólar se ha duplicado en valor, encareciendo productos básicos y reduciendo aún más el poder adquisitivo.

Un relevo político posible

El descontento ha trastocado el mapa electoral. Por primera vez en dos décadas, la izquierda no lidera las encuestas. Dos candidatos de derecha, el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002), encabezan las preferencias.

Incluso antiguos simpatizantes del oficialismo, como Carlos Tavera, socialista jubilado de 65 años, aseguran que votarán por el opositor mejor posicionado: “Cualquiera es mejor que esto. No hay dólares, hay filas para todo, y en los hospitales faltan medicamentos”.

Con el país en tensión y el electorado buscando un cambio, el 17 de agosto se perfila como una cita decisiva para el rumbo económico y político de Bolivia.

Con información de AFP