Inversores apuestan a un giro a la derecha en Bolivia

Bolivia

Los bonos internacionales de Bolivia han mostrado una notable recuperación en 2025, impulsados por la expectativa de los mercados de un cambio político que estabilice la frágil economía nacional y facilite un programa de apoyo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La nación andina, con una población de 12 millones, enfrenta una crisis económica profunda: inflación en niveles máximos en cuatro décadas, reservas internacionales en mínimos históricos y una restricción fiscal que obliga al gobierno a decidir entre pagar la deuda o financiar importaciones esenciales como combustible y alimentos.

A pesar de este panorama, los bonos soberanos bolivianos se han convertido en uno de los activos más rentables del índice de mercados emergentes de JPMorgan, con un rendimiento superior al 30% en lo que va de año, muy por encima del rendimiento promedio del 7% para esta clase de activos.

Citigroup ha revisado su calificación para estos bonos, pasando de “infraponderar” a “neutral”, reflejando un creciente optimismo. Tras comenzar el año cotizando por debajo de los 60 centavos, los títulos alcanzaron recientemente niveles cercanos a los 70 centavos, superando el umbral considerado crítico para evitar un default.

Carlos de Sousa, estratega de deuda para mercados emergentes en Vontobel Asset Management, señala que un cambio de gobierno podría ser “muy positivo para la economía, que lleva años con un desequilibrio fiscal y de cuenta corriente insostenible”. De Sousa añade que la obtención de un programa con el FMI podría evitar una reestructuración de la deuda, aunque advierte que recurrir al Fondo será una decisión eminentemente política.

La contienda electoral boliviana está marcada por la fractura del partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS). En las elecciones del 17 de agosto, el MAS obtuvo solo alrededor del 12% de los votos en primera vuelta. Evo Morales, exmandatario y líder histórico del MAS, está inhabilitado para postularse nuevamente.

El favorito según encuestas y casas de apuestas es Samuel Doria Medina, empresario de centroderecha y candidato de Unidad Nacional, con probabilidades superiores al 50% de victoria. Su campaña promete restaurar la autonomía del Banco Central, corregir la escasez de dólares y combatir la corrupción.

Para ganar en primera vuelta y evitar una segunda, programada para el 19 de octubre, un candidato debe obtener más del 40% de los votos y una ventaja mínima de 10 puntos porcentuales.

También puede leer: Bolivia registra inflación mensual de 1,20% en julio

Desafíos económicos en el horizonte

La economía boliviana, valorada en aproximadamente 50.000 millones de dólares, afronta serios problemas estructurales. Los déficits fiscales financiados por emisión monetaria han generado tensiones, mientras que la caída en los ingresos por exportación de gas —la principal fuente de divisas— ha obligado al Banco Central a gastar reservas para sostener la paridad del boliviano frente al dólar.

El FMI señala que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo alcanzó el 80%, reflejo de la presión cambiaria.

Pese al optimismo reciente, persiste la preocupación sobre la capacidad del país para cumplir con sus compromisos de deuda, especialmente ante los vencimientos significativos previstos en los próximos tres años.

La deuda externa boliviana suma cerca de 13.300 millones de dólares al cierre de 2024, de los cuales unos 1.800 millones corresponden a bonos en moneda dura y el resto a préstamos multilaterales y bilaterales, según datos oficiales.

Las reservas internacionales cayeron a un mínimo histórico de aproximadamente 165 millones de dólares en abril, y cálculos de JPMorgan sitúan las reservas líquidas en apenas 100 millones de dólares, equivalentes a menos de dos meses de importaciones, cuando el estándar mínimo recomendado por el FMI es de tres meses.

Con información de Reuters