América Latina y el Caribe han logrado avances sostenidos en la reducción del hambre, pero enfrentan serios desafíos estructurales que podrían comprometer el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2: Hambre Cero para 2030. Así lo advirtió Máximo Torero, economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en entrevista con la agencia EFE durante su participación en el XI Foro Regional de Alimentación Escolar, celebrado este martes en Honduras.
Uno de los principales obstáculos es el alto costo de una dieta saludable en la región, que, según Torero, es el más elevado del mundo: un promedio de 4,5 dólares diarios por persona, cifra aún más alta en países del Caribe.
«Paradójicamente, estamos hablando de una región con alta producción y diversidad de alimentos, incluidos cereales, frutas y vegetales de alto valor», explicó el funcionario, quien también se desempeña como representante regional interino de la FAO.
Inflación alimentaria y acceso desigual
Torero señaló que, si bien los precios internacionales de granos como trigo, maíz y arroz han retrocedido tras los picos provocados por la guerra en Ucrania, la inflación alimentaria sigue por encima de la inflación general en varios países latinoamericanos.
La razón, explicó, radica en que la materia prima representa una proporción pequeña del precio final de los alimentos, mientras que los costos asociados a logística, energía, transporte y empaque se han mantenido elevados.
Este fenómeno encarece el acceso a alimentos saludables, especialmente para los sectores de menores ingresos, y plantea un reto adicional: el cambio de hábitos de consumo, necesario para reducir enfermedades no transmisibles vinculadas a la mala alimentación.
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Avances desiguales y riesgos para la meta 2030
Según el informe SOFI 2024 sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, la región ha reducido sus niveles de hambre de forma sostenida: de 7% en 2021 a 6,2% en 2023, lo que equivale a 4,3 millones de personas menos en situación de hambre, principalmente en Suramérica.
Esta subregión es la única con alta probabilidad de alcanzar la meta del ODS 2, siempre que logre reducir la prevalencia de subalimentación por debajo del 2,5% de su población. Factores como el fortalecimiento de programas sociales, la alimentación escolar, el crecimiento agrícola y la apertura comercial han sido claves en esa tendencia.
En contraste, la situación es más compleja en Centroamérica, donde los indicadores se han mantenido estables pero sin mejoras significativas, y en el Caribe, que aún no logra recuperar los niveles previos a la pandemia.
Llamado a políticas coordinadas e inversión sostenida
El economista de la FAO instó a incrementar la inversión pública y atraer inversión privada en el sector agroalimentario, además de mejorar la eficiencia del gasto y reforzar la articulación con el sistema financiero internacional, para lograr un abordaje integral de la inseguridad alimentaria.
«No basta con producir más, ni con tener disponibilidad. Es esencial que las dietas saludables sean accesibles y sostenibles en el tiempo», subrayó Torero.
Con información de EFE
