El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensificó este miércoles sus críticas contra la Reserva Federal (Fed), al exigir una reducción de al menos tres puntos porcentuales en la tasa de interés de referencia. A través de su cuenta en Truth Social, Trump argumentó que el nivel actual de tasas está “muy por encima” de lo necesario y que cada punto adicional le cuesta al país 360.000 millones de dólares anuales en refinanciamiento de deuda.
“Nuestra tasa de la Fed es POR LO MENOS 3 puntos demasiado alta. ‘Muy tarde’ le está costando a EE.UU. 360.000 millones de dólares por punto, AL AÑO, en costos de refinanciación. No hay inflación, LAS EMPRESAS VIENEN A AMÉRICA. ¡El país más activo del mundo! BAJEN LA TASA!!!”, escribió el mandatario.
La declaración se produce en medio de crecientes tensiones entre la Casa Blanca y el presidente de la Fed, Jerome Powell, a quien Trump ha calificado públicamente como “el tardón” y “terrible” por su resistencia a recortar los tipos de interés.
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Relevo en la Fed: Trump baraja nombres
Aunque el mandato de Powell vence en mayo de 2026, Trump ha adelantado que anunciará su reemplazo mucho antes de lo habitual, posiblemente en septiembre u octubre. Entre los nombres que se manejan como posibles sucesores figuran:
- Scott Bessent, actual secretario del Tesoro y figura clave en la agenda económica de Trump
- Kevin Warsh, exgobernador de la Fed con perfil favorable al recorte de tasas
- Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional
- Christopher Waller, actual gobernador de la Fed, quien ha mostrado apertura a bajar tasas
- David Malpass, expresidente del Banco Mundial
El exsecretario del Tesoro, Lawrence Summers, señaló que Trump probablemente optará por un perfil “respetado” para evitar desestabilizar los mercados financieros.
Política monetaria en disputa
La Fed ha mantenido las tasas en el rango de 4,25% a 4,5%, argumentando que aún no se perciben los efectos de los aranceles impuestos por la administración Trump sobre la inflación y el empleo. Powell ha reiterado su enfoque de “esperar y ver”, mientras que Trump insiste en que una política monetaria más laxa es clave para sostener el crecimiento económico.
La disputa entre ambos refleja una tensión estructural entre el poder ejecutivo y la independencia del banco central, en un momento en que los mercados observan con atención el rumbo de la política monetaria estadounidense.
