El expresidente de Estados Unidos y actual candidato republicano, Donald Trump, advirtió que impondrá aranceles de hasta un 200% a productos farmacéuticos importados si regresa a la Casa Blanca en 2025. La medida, según sus declaraciones, busca presionar a las grandes farmacéuticas extranjeras para que produzcan medicamentos dentro del territorio estadounidense.
Durante un acto de campaña en Ohio, Trump afirmó que su objetivo es “repatriar la producción de medicamentos esenciales” y reducir la dependencia de países como China, India y Alemania, principales proveedores de insumos y productos terminados para el sistema de salud estadounidense.
Impacto potencial: precios, cadenas de suministro y tensiones comerciales
La propuesta ha generado inquietud entre analistas y actores del sector salud, que advierten sobre posibles aumentos de precios para los consumidores y disrupciones en las cadenas de suministro. Estados Unidos importa más del 70% de los ingredientes activos utilizados en medicamentos genéricos, y una parte significativa de los productos terminados proviene del extranjero.
“Un arancel de 200% no solo encarecería los medicamentos, sino que podría generar escasez en el corto plazo”, advirtió un ejecutivo del sector farmacéutico citado por Bloomberg.
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Escalada proteccionista
Esta amenaza se suma a una serie de medidas arancelarias anunciadas por Trump en los últimos días, incluyendo tarifas del 25% a productos de Japón y Corea del Sur, y un aumento al 125% para importaciones chinas. La estrategia apunta a reforzar su narrativa de “Estados Unidos primero” en medio de una campaña electoral polarizada.
Los mercados financieros han reaccionado con volatilidad ante la posibilidad de una nueva ola de tensiones comerciales globales. Aunque algunos sectores manufactureros podrían beneficiarse, el impacto neto sobre la inflación y el consumo sigue siendo incierto.
La retórica arancelaria de Trump refuerza su estrategia de campaña basada en el nacionalismo económico. Sin embargo, expertos advierten que medidas de este tipo podrían tener efectos contraproducentes en sectores sensibles como el farmacéutico, donde la seguridad del suministro y la asequibilidad son prioridades estratégicas.
