La creciente adopción de stablecoins —criptomonedas respaldadas por monedas fiduciarias como el dólar estadounidense— plantea la necesidad de un marco regulatorio global que combine innovación con estabilidad financiera. Así lo señalaron directivos de la industria durante la Stablecoin Conference 2025, organizada por Bitso.
De acuerdo con una encuesta del Banco de Pagos Internacionales (BIS), hacia finales de 2024, el 70% de los bancos centrales consultados ya contaban o trabajaban en marcos normativos para regular las stablecoins. Los ejes más comunes incluyen el respaldo de activos, la divulgación de información, la protección al consumidor, la prevención de delitos financieros y la estabilidad del sistema.
Límites y puntos de control
Matt Oppenheimer, director ejecutivo de la firma de remesas digitales Remitly, reconoció que la capacidad de los reguladores es limitada en un entorno global.
“Los reguladores no pueden evitar que alguien en cualquier parte del mundo posea stablecoins. Sin embargo, en el momento en que estas monedas se convierten en dinero fiduciario, ahí es donde entra su capacidad de acción, y esto variará en cada país”, afirmó.
Por su parte, Daniel Vogel, director ejecutivo de Bitso, destacó la complejidad de un marco internacional unificado.
“Cada jurisdicción tiene enfoques distintos. En algunos países hay gran entusiasmo por el uso de stablecoins en dólares, mientras que en otros los reguladores se muestran reticentes, porque temen que sus ciudadanos dejen de usar la moneda local”, explicó. Aun así, consideró que surgirán nuevos modelos de negocio y casos de uso que transformarán los sistemas de pago.
También puede leer: Las secuelas de Jackson Hole sacuden al mercado cripto
Riesgos para la soberanía monetaria
El BIS ha advertido que la integración de stablecoins al sistema financiero tradicional requiere una respuesta política integral, especialmente porque aquellas emitidas en divisas extranjeras podrían poner en entredicho la soberanía monetaria de varios países.
Oppenheimer coincidió en que los gobiernos difícilmente permitirán que estas monedas sustituyan del todo al dinero nacional. “En la práctica, las stablecoins serán más una herramienta de ahorro y de transferencia que un reemplazo total”, apuntó.
Un mercado en expansión
El uso transfronterizo de stablecoins ya supera los 400,000 millones de dólares en volúmenes trimestrales de negociación de las dos principales monedas de este tipo, según el BIS.
Frente a ese escenario, Vogel subrayó la importancia de mantener un diálogo abierto con los reguladores. “Estamos trabajando con las autoridades para mostrarles los beneficios de las stablecoins, no solo para los usuarios, sino también para ellos. Hoy existen herramientas que pueden ayudar tanto a fortalecer la supervisión como a combatir riesgos financieros”, aseguró.
Con información de El Economista
