Brasil reduce su déficit por cuenta corriente en agosto

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Brasil registró en agosto un déficit por cuenta corriente menor al previsto por el mercado, aunque la inversión extranjera directa (IED) continúa siendo insuficiente para compensar los desequilibrios externos, de acuerdo con los datos divulgados este viernes por el Banco Central.

La balanza de cuenta corriente mostró un saldo negativo de 4.700 millones de dólares, por debajo de los 5.500 millones estimados por analistas consultados por Reuters. Este resultado permitió reducir el déficit acumulado a 12 meses al 3,51% del Producto Interno Bruto (PIB), frente al 3,66% del mes anterior. Sin embargo, el desequilibrio externo sigue siendo mucho mayor que el 1,95% registrado en el mismo período de 2023.

En paralelo, la IED alcanzó los 8.000 millones de dólares en agosto, superando ampliamente las expectativas de 6.150 millones. Pese a este flujo positivo, el acumulado a 12 meses se redujo levemente al 3,18% del PIB, desde el 3,22% de julio, y no logró cubrir el déficit externo por séptimo mes consecutivo.

Señales mixtas para la economía brasileña

Los analistas destacan que la mejora en agosto responde en parte a factores coyunturales, como un mejor desempeño de la balanza comercial y cierta contención en los gastos de servicios y rentas. Sin embargo, advierten que el persistente desajuste entre el déficit corriente y la entrada de inversión productiva refleja una vulnerabilidad estructural de la economía brasileña en materia de financiamiento externo.

En los últimos meses, el país ha enfrentado volatilidad en los mercados cambiarios, presiones inflacionarias derivadas del encarecimiento de los alimentos y un ritmo moderado de crecimiento económico. En este contexto, la capacidad de atraer capital extranjero estable y de largo plazo se vuelve crucial para equilibrar las cuentas externas.

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El desafío para la política económica

El Banco Central de Brasil y el equipo económico del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva siguen de cerca la evolución de estos indicadores, conscientes de que un déficit externo elevado puede aumentar la dependencia del financiamiento de corto plazo y la exposición a cambios en el apetito global por riesgo.

Aunque la reducción del déficit de agosto aporta cierto alivio, los datos refuerzan la necesidad de mantener la disciplina fiscal y mejorar el clima de inversión para asegurar una trayectoria más sostenible en la cuenta corriente durante los próximos meses.