El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva prepara un paquete de apoyo financiero dirigido a empresas afectadas por los nuevos aranceles del 50% que la administración de Donald Trump amenaza con aplicar a exportaciones brasileñas. Con medidas que van desde créditos subsidiados hasta respaldo salarial temporal, Brasil busca amortiguar el golpe comercial y evitar una hemorragia productiva justo cuando su economía empieza a estabilizarse.
Según fuentes cercanas al diseño del programa, el paquete contempla ampliaciones de plazos de deuda, líneas de crédito barato vía el Bndes y apoyo directo a nóminas en sectores exportadores específicos. Aunque el plan aún no tiene costo fiscal definido, se espera que entre en vigor apenas se confirmen los efectos reales de los aranceles, cuya implementación está prevista para este miércoles.
“El foco estará en los sectores que no fueron incluidos en las más de 700 exenciones anunciadas por Trump”, señaló una fuente oficial bajo condición de anonimato. En paralelo, el gobierno brasileño evalúa medidas compensatorias adicionales, como la compra estatal de productos afectados y mejoras al seguro de exportación.
Escudo económico, presión fiscal
El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, estimó que los aranceles podrían afectar alrededor del 4% del total de exportaciones brasileñas a Estados Unidos, una proporción aparentemente menor, pero concentrada en industrias de alta sensibilidad política y empleo.
Aunque el funcionario asegura que el paquete no violará las reglas fiscales vigentes, reconoce que las ayudas “dificultan” el objetivo de cerrar el déficit primario en 2025, un compromiso central de la actual política económica. Con la deuda pública en alza y los mercados atentos al gasto, el gobierno baraja opciones para fondear el plan, que podrían incluir emisiones adicionales o el uso de reservas fiscales existentes.
El fondo de garantía pública, que respaldará las nuevas líneas de crédito, necesitará probablemente una capitalización extra, según reconocen técnicos del Ministerio de Hacienda. Su ampliación requerirá, además, el aval del Consejo Monetario Nacional, integrado por Haddad, la ministra de Planificación Simone Tebet y el presidente del Banco Central, Gabriel Galípolo, para evitar conflictos con la normativa prudencial bancaria.
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Tensiones bilaterales y estrategia internacional
Más allá del impacto económico, el paquete es también una respuesta política al endurecimiento comercial de Trump, quien vinculó los nuevos aranceles a presiones para que la justicia brasileña abandone su causa contra el expresidente Jair Bolsonaro, investigado por su papel en el intento de golpe de Estado de 2023.
Haddad afirmó esta semana que Brasil sigue intentando abrir canales de diálogo con Washington para “demostrar que los aranceles no tienen sentido económico”. El ministro sugirió que podría comunicarse en breve con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, para discutir la situación.
En paralelo, la Cámara de Comercio Exterior de Brasil (Camex) autorizó al Ejecutivo a llevar el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Según el vicepresidente Geraldo Alckmin, una demanda formal está en preparación, junto a otras posibles represalias en materia de propiedad intelectual, patentes y derechos de autor.
Con información de Bloomberg
