Apple ha decidido llevar ante los tribunales europeos la histórica multa de 500 millones de euros que le impuso la Comisión Europea por prácticas anticompetitivas en su App Store. El recurso fue presentado este lunes ante el Tribunal General de la Unión Europea, justo en la fecha límite para apelar la sanción.
La multa, anunciada en abril, se basa en la Ley de Mercados Digitales (DMA), una normativa emblemática del bloque que busca limitar el poder de las grandes plataformas tecnológicas. Según Bruselas, Apple impuso restricciones técnicas y comerciales que impiden a los desarrolladores dirigir a los usuarios hacia ofertas más económicas fuera del ecosistema de la App Store.
“La decisión de la Comisión Europea, y su multa sin precedentes, van mucho más allá de lo que exige la ley”, afirmó Apple en un comunicado. “Nos están obligando a aplicar condiciones comerciales confusas para los desarrolladores y perjudiciales para los usuarios”.
Una batalla legal con implicaciones globales
Apple sostiene que ha modificado sus políticas para cumplir con la DMA y evitar sanciones adicionales, que podrían alcanzar hasta 50 millones de euros diarios —el 5% de sus ingresos medios globales— si no se acata la normativa. Sin embargo, la empresa insiste en que las medidas impuestas por Bruselas son desproporcionadas y afectan la integridad de su modelo de negocio.
“Hemos aplicado estas medidas para evitar multas punitivas y compartiremos los hechos con el tribunal”, añadió la compañía.
La Comisión, por su parte, está recabando opiniones de desarrolladores antes de decidir si acepta los cambios introducidos por Apple o exige ajustes adicionales.
DMA: el nuevo campo de batalla regulatorio
La multa a Apple es una de las primeras sanciones relevantes bajo la DMA, que entró en vigor en 2024. La norma obliga a los llamados “guardianes de acceso” —como Apple, Meta o Google— a garantizar condiciones equitativas para los desarrolladores y consumidores en sus plataformas.
Apple no está sola en el banquillo. Meta también fue multada con 200 millones de euros por su modelo de “consentir o pagar” en la publicidad personalizada. Ambas compañías han acusado a la Comisión de aplicar criterios arbitrarios y de “mover los postes de la meta” pese a sus esfuerzos de cumplimiento.
¿Qué está en juego?
Más allá de la multa, el caso podría sentar un precedente clave sobre cómo se regula el poder de las big tech en Europa. Si Apple pierde el recurso, se consolidará la autoridad de Bruselas para imponer condiciones operativas a las plataformas digitales. Si gana, se abrirá un debate sobre los límites del intervencionismo regulatorio en la economía digital.
